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Velocidades y trayectorias en las naves espaciales
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- Categoría: ASTRONAUTICA
Este tema tiene relación con las velocidades de escape que deben lograr los ingenios espaciales al instante de despegar de la Tierra o bien de otro cuerpo celeste, las velocidades mínimas que deben adquirir para mantener una órbita segura en torno a la Tierra y los otros cuerpos, la velocidad mínima que deben adquirir para lograr éstos o bien desamparar el Sistema Solar. El tema incluye el cálculo, ejecución y seguimiento de los movimientos orbitales de las naves en torno a los cuerpos celestes, las distintas alturas a lograr en la realización de las órbitas, la determinación de las trayectorias más eficaces en concepto de gasto de comburente y tiempo de aquellas naves que pretenden lograr los mundos del Sistema Solar, tanto interiores como exteriores; igualmente, se aborda el cálculo de las trayectorias de reingreso de las naves a la atmósfera de la Tierra. Al lograr los once con dos km/seg (velocidad parabólica) la nave se libera de la atracción gravitatoria de la Tierra y entra en la del Sol a la forma de un pequeño asteroide. Al lograr los cuarenta y dos km/s (velocidad hiperbólica) la nave es capaz de liberarse de la atracción solar y escapar del Sistema. Por ende, el período de vida orbital de toda nave va a depender de la altura que hayan alcanzado (p.ej: el satélite Explorer I tenía una velocidad de veintiocho km/h para lograr un auge de dos mil cuatrocientos setenta y cinco km desde la superficie). La duración de la órbita de una nave va a depender de la distancia en altura que haya alcanzado. En términos generales, resulta más simple para los científicos y controladores la exploración de los mundos interiores del Sistema Solar que los mundos exteriores; en el primer caso las naves aprovechan la repercusión gravitatoria del Sol, al paso que en el segundo las naves deben vencer dicha repercusión y la de los otros cuerpos a través de un mayor gasto de comburente y a través de complejos cálculos de trayectorias que las hagan lograr su objetivo. En este último caso las trayectorias escogidas acostumbran a ser las más largas, y las más asequibles en concepto de gasto de comburente. Esencialmente, las naves destinadas a los mundos exteriores, lanzadas en dirección al Este, deben aprovechar la fuerza inercial que les da el movimiento de rotación de la Tierra(unos mil seiscientos setenta km/h), a lo que suman su impulso proporcionado por los cohetes. |
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